El viaje es siempre una invitación a abrir más los ojos, a observar los detalles, a reflexionar sobre cada uno, sobre los otros, sobre nosotros. Este año las vías se entrecruzaron, cambiaron de dirección inesperadamente y nos colocaron a cada uno en un 2020 muy distinto al que habíamos imaginado.

La montaña de emociones ha sido fluctuante y multivariada, y entre tanto vaivén algo seguramente hemos aprendido. Este año estamos construyendo vias en un camino antes inexplorado por nuestro tren: la virtualidad. Sabemos que por allí han estado los tradicionales pasajeros del Ramal F14, y desde allí los recogeremos para nuestra próxima aventura. La Estación Ewald se ha vestido de fiesta y nos invita al viaje con una consigna muy particular: celebrar la vida!

Y como no sabemos hacerlo de otra manera, esta celebración involucra la cabeza, el cuerpo y el corazón. Un año que nos hará brillar los ojos con ese click que producen las nuevas ideas, pero también nos hará vibrar el cuerpo con la música y la danza. No se abrochen los cinturones todavía… pues la fiesta está por comenzar!